El próximo 13 y 14 de abril habrá una nueva “Cumbre de las Américas”. Esta vez, en Lima, Perú. Será la octava. Después de haber invitado inicialmente a Venezuela, el país anfitrión reconsideró y modificó abruptamente su decisión y decidió, en cambio, cancelar la invitación a Nicolás Maduro, calificando al dictador venezolano de persona “non grata” en el Perú. Por imposibilitar una elección presidencial en su propio país “democrática, transparente y creíble”. Así de claro. Los demás invitados respetaron esa decisión, valedera.
Lo que ya no debe sorprender a nadie, puesto que para el “Grupo de Lima” (que ciertamente integra la Argentina) las “alteraciones constitucionales” del “orden democrático” son “obstáculos insuperables”, si de poder participar en esas Cumbres regionales se trata.
Que Nicolás Maduro no es un demócrata, es absolutamente evidente. Que manipula a su favor y descaradamente su propia Constitución Nacional, también. Razones de peso ambas, por las cuales Venezuela, con el plumaje autoritario y dictatorial con el que se viste, ya no tiene lugar en el grupo de los países democráticos de la región.
Venezuela está claramente “off-side” en la región. Aislada. Separada. Después de la decisión del “Grupo de Lima”, ha sido despedida, más bien. Fuera de la normalidad democrática, de todas maneras. Por ser, como ocurre con Cuba, una dictadura y no una democracia.
Lo de Venezuela ha sucedido cuando, ante la audacia e irresponsabilidad de Nicolás Maduro, Cuba ha ordeñado económicamente a Venezuela, hasta dejarla como está hoy: absolutamente exhausta. Seca. Quebrada. Sin recursos para atender siquiera las necesidades básicas de su propio pueblo, que ciertamente no es el cubano.
De la mano de Nicolás Maduro, Cuba recurre aún hoy a “chuparle la sangre” a Venezuela, como si tuviera “derecho” a hacerlo. Mientras los venezolanos se escapan masivamente de su Patria, en un espectáculo social lamentable y conmovedor, a la vez. Que es, cabe señalar, reiteración de otros, similares, que están aún en nuestras retinas y en la historia, ocurridos cada vez que el comunismo, con el disfraz que fuere, de pronto se adueña de alguna nación y la transforma en un invivible infierno.
Los silencios cómplices de tantos años han derivado en la actual Venezuela sometida. Postrada. Amordazada. No se escucharon hasta ahora en el camino muchas voces de alarma. Por esto, lo que sucede respecto de la Cumbre de Lima, es para destacar. De pronto, la región puede haber despertado. Tarde. Cuando miles y miles de venezolanos se escapan de su propia Patria, hoy en manos del comunismo y saqueada por Nicolás Maduro.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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