Además de los inquietantes y enormes incendios que asolan a la Amazonia brasileña y han hecho ya arder a un millón doscientas mil hectáreas, el fuego está amenazando también a la llamada Chiquitania boliviana, donde en su momento estuvieran emplazadas las misiones jesuíticas que civilizaron a esa zona de Bolivia y a otros sitios de ese país en los que existe arte rupestre más de mil años anterior a la llegada al mundo de Cristo. Particularmente en torno a la ciudad de Roboré, a unos 1.300 kilómetros de La Paz.
Las autoridades locales aseguran que el 85% de los incendios acaecidos han sido ya atendidos por los bomberos locales y que felizmente, han podido ser sustancialmente controlados.
Nuestro país –ante la tragedia de los incendios- debiera ofrecer su cooperación a la vecina Bolivia en su tarea de tratar de preservar el rico patrimonio cultural que hoy luce amenazado por el calor y por las llamas.