La catástrofe económico-social venezolana provocada por el autoritario Nicolás Maduro ha generado una nada sorpresiva ola de emigrantes que escapan como pueden de su propio país, en busca de libertad y mejores condiciones de vida. Para ellos y para sus familias.
Las Naciones Unidas, desde el sector que se ocupa de los refugiados, informan que esa triste ola ha llegado ya a contener a cuatro millones de almas. Una tragedia de enorme magnitud, de la que demasiado poco hablamos.
Unos 780.000 de esos venezolanos decidieron afincarse en el Perú. Por el dinamismo de su economía y desarrollo y por las oportunidades de trabajo que ello genera. Entre ellos, una pequeña minoría compuesta por algunos malvivientes con antecedentes penales, que las autoridades peruanas han comenzado ya a expulsar de su territorio. Esa pequeña minoría, del orden de un 0,1% del total de los refugiados venezolanos está, sin embargo, impactando negativamente en la imagen de los refugiados.
Prueba de ello es que un 67% de los limeños, por ejemplo, considera a la inmigración venezolana como negativa y que un 54% de ellos agrega que la inmigración aumenta la delincuencia y sus actividades. Lo que es una exageración que impacta negativamente sobre los venezolanos en su totalidad y sobre su imprescindible proceso de asimilación al nuevo escenario en el que han elegido residir. Esto ocurre pese a que un 99,99% de los inmigrantes venezolanos no tiene antecedente alguno penal.
La desconfianza respecto de los venezolanos, si se generaliza, puede conducir a actitudes xenofóbicas. Por esto los gobiernos de todos aquellos países de nuestra región hacia los cuales llega la intensa ola migratoria venezolana deben realizar un análisis mínimo de los antecedentes de los inmigrantes, mientras al propio tiempo se esfuerzan en asegurar que los recién llegados tienen las oportunidades y el buen trato que faciliten su asimilación al nuevo medio en el que -ante la crisis doméstica que los ha empujado a escapar de Venezuela- han elegido vivir.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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