La Argentina estuvo lamentablemente en manos del populismo desde el 2003 hasta el 2015, cuando los sucesivos gobiernos “kirchneristas” estuvieron patológicamente en el poder, estancando y descalabrando la economía de un país al que, con sus reiterados errores y profunda corrupción, dejaron finalmente exhausto.
Para los argentinos, el costo -medido en términos de nivel de vida-de lo sucedido comienza a verse. Con relativa claridad. A través de números, que naturalmente generan tristeza porque evidencian el atraso comparativo, siempre en términos de nivel de vida, que ha sido consecuencia inequívoca de los malos gobiernos que hemos tenido. Ocurre que, como veremos enseguida, cuando -en nuestra propia realidad- somos medidos contra los demás, está claro bien que nos atrasamos.
En el 2018, nuestra economía, en su conjunto, retrocedió un 3,3%. Se achicó, entonces. Por ello nuestro PBI per cápita pasó de unos $ 14.500 dólares a unos $ 10.800 dólares. Perdimos la tercera parte de nuestros ingresos, en trazos gruesos, lo que es un desastre.
Y en el 2019 se anticipa ahora una nueva, aunque algo menor caída, que sería del orden del 0,3% del PBI. Si este fuera efectivamente el caso, el PBI per cápita de los argentinos, a fin de este año que ya está en curso, sería de tan sólo unos $ 9.400 dólares. Todo un golpe al bolsillo de los argentinos.
Esa será, si el pronóstico se cumple, la cifra más baja del PBI per cápita registrada por nuestra economía desde el 2009, cuando ella fuera equivalente, en pesos, a apenas unos $ 8.300 dólares.
Nuestra vecina Chile, mucho más ordenada y coherente en su rumbo económico general, en el 2017 ya tenía un PBI per cápita del orden de los $15.000, cifra que desde entonces ha continuado creciendo. Mientras el nivel de vida de los chilenos sube, el nuestro baja ostensiblemente, queda visto. Las conductas públicas y los rumbos económicos de ambos países han sido obviamente muy distintos.
Mientras esto sucedió, nuestra población continuó creciendo al ritmo del 1% anual, generando así, por esa sola circunstancia, una caída del PBI per cápita argentino del 8,3%.
Los errores, tarde o temprano, se pagan. Siempre. Y, como decíamos al comienzo, esto se evidencia en una deplorable caída de nuestro nivel de vida, cuando se lo compara con el de los demás.
El caso de nuestros ordenados y trabajadores vecinos chilenos lo demuestra. Nos guste, o no. Lo cierto es que, relativamente, hemos ido para atrás. Con nuestras conductas, era inevitable.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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