Hace pocos días, desde estas mismas columnas, nos referimos al nepotismo del peor de los gobernantes de nuestra región: el de Nicolás Maduro, un tirano ahora empeñado en elevar a los más altos altares de la política a su propio hijo, un jovencito adiposo portador de dos apellidos, que circula por su pequeño mundo con el nombre de: Nicolás Ernesto Maduro Guerra.
Una vergüenza más de un peligroso gobierno de perfil autoritario que, a la vez, es increíblemente grotesco. Pero lo cierto es que el mal del nepotismo no es solamente chavista. Aparece en la política de toda nuestra región. En todos los niveles, como veremos enseguida. Como si la posibilidad de promover a sus respectivas familias, haya o no mérito alguno para ello, fuera una prebenda más “aceptable” de los políticos, o sea un capítulo más de su “normalidad”.
Cuando la Argentina se acerca raudamente a sus próximas elecciones de medio término, aquellas que tendrán lugar en el mes de octubre próximo, el desgraciado fenómeno del nepotismo aparece absolutamente nítido también en ese escenario. Así lo ha denunciado -en una nota reciente- el tradicional e independiente diario porteño: “La Prensa”.
En efecto, los intendentes de algunos de los municipios cercanos a la ciudad de Buenos Aires, esto es los de: Ezeiza, Esteban Echeverría, General Rodríguez, Tigre, San Fernando, Marcos Paz, Merlo y Berisso, encabezan -todos- las listas de sus legisladores municipales con sus respectivas esposas, o con sus hermanos. Sin que se les mueva un músculo de la cara. Lo que también sucede en la ciudad de Mercedes, en la Provincia de Buenos Aires. Por todas partes, entonces. Y no hay reacción adversa alguna. Como si el mal del nepotismo fuera algo natural y correcto, cuando ciertamente no lo es.
La esposa del intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, o sea Doña Dulce Granados, aparece entre los candidatos a concejal para Ezeiza. Su verdadero nombre es: Isabel Visconti, pero ello no “atrae”. Hay que usar profusamente el apellido notorio, el que ya tiene luz en el escenario de la política, esto es, en este caso, el de “Granados”. Y así sucede. La dama, cabe recordar, es una “veterana” de la política, desde que ha sido ya diputada nacional. Sin contribución alguna para la historia.
Lo mismo sucede con la esposa del actual intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray. Esto es, con Magdalena “Magui” Grey Goris, quien ya es concejal en el distrito que hoy gobierna su marido y que ahora quiere seguir en el provechoso andarivel de la política, a la confortable y redituable sombra de su esposo. Quizás para mantener un doble -y relativamente fácil de obtener- ingreso desde el sector público.
También con la Sra. esposa del intendente de General Rodríguez, Darío Kubar. Me refiero a Doña Natalia Ruiz de Kubar. Ella va ubicada como primera entre los candidatos a ediles en el municipio que gobierna su esposo. Más nepotismo, abierto y descarado.
Algo muy parecido sucede asimismo en el partido de Tigre, la base política de Sergio Massa, que lo controla férreamente. Sin preocuparse por el nepotismo. Allí el intendente actual, Julio Zamora, lleva como primera candidata en la lista de concejales a su propia mujer, Gisela Zamora. Y también, muy cerquita de Tigre, en San Fernando, donde el intendente Luis Andreotti, que es también del partido de Sergio Massa, lleva de candidata a concejal a su propia esposa, Alicia Aparicio de Andreotti. Así como en Marcos Paz, donde la esposa del intendente local, en este caso el “ultra-kirchnerista” Ricardo Curutchet, doña María Isabel Domínguez de Curutchet, es ella misma la primera candidata a concejal.
A lo antedicho hay que agregar que lo mismo sucede con los hermanos de los políticos en otra muestra de nepotismo y abuso. Concretamente con el kirchnerista Gustavo Menéndez y con el representante del oficialismo, esto es del propio Cambiemos: Jorge Nedela. Hablamos de los partidos de Merlo y Berisso, ambos suburbanos. El primero lleva a su hermana, Karina Menéndez, como candidata a concejal. El segundo, a su hermano, Leandro Nedela.
Lo mismo ocurre en el partido de Mercedes, donde el intendente kirchnerista Juan Ustarroz promueve a su hermano Gerónimo Ustarroz y también en el presuntamente señorial partido de San Isidro, la cuna del rugby en la Argentina, donde el sempiterno intendente Gustavo Posse empuja hoy políticamente a su hija, María Macarena Posse, que ya es candidata a concejal para San Isidro. Todo un “lanzamiento” familiar.
La “portación de apellido” es –queda visto- un fenómeno extendido en el que pocos, muy pocos, reparan en la Argentina y frente al cual casi nadie reacciona, dándole así patente de “normalidad” y aparentando que algunos funcionarios públicos nos están dando ”lo mejor de ellos”, a sea a sus parientes más cercanos. Que abnegados! ¿No es así?
El problema del nepotismo es que privilegia la lealtad a las personas por encima de la lealtad a la ley y a las instituciones. Lo que es bien distinto. Además, al estimular las dinastías políticas, el nepotismo termina fomentando la corrupción.
Así sucedió recientemente en Corea del Sur, con la ex presidente Park Geun-hye. Y sucede En Azerbaijan, con la familia Aliyev. Así como en la India, con los Nehru-Gandhi.
Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
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