Dilma Rousseff, por caso, conquistó el cuarto mandato consecutivo para el Partido de los Trabajadores en un
ballotage muy reñido con Aécio Neves. Insólitamente todos saben que el PIB crecería cerca de cero este año y, si se descuenta el crecimiento poblacional, el PIB
per cápita caerá. Ni qué hablar de la mega corrupción reinante sobre todo en la petrolera estatal Petrobras. Cómo puede ser que haya ganado Rousseff que heredó una economía que crecía 7.5%. Insólitamente, a pesar de que entre el 70 y el 80% de los brasileños pedía un cambio, según distintos encuestadores, al mismo tiempo el 92% de los electores piensa que los candidatos elegidos "no impulsarán los cambios necesarios". ¿Por qué los votaron?
La gente nunca vota por ideas, jamás lo hará. Y no es que, con razón, dude que los políticos cumplan con sus promesas, y de que sean coherentes con sus principios, sino que en el complejo modo en que las personas toman las decisiones, según los mejores científicos políticos, reside la clave. En primer lugar, las revoluciones no existen, bien podría decirlo Dilma que a los veinte años militaba en un grupo extremista que la entrenó para montar bombas, pero que terminó ganando el poder porque representa la continuidad de un Lula no demasiado alejado del
"establishment". Es lógico, nada en el cosmos se desarrolla "revolucionariamente" sino por lenta maduración, como cualquier fruto, en consecuencia las personas íntimamente -más allá del discurso- huyen de los cambios radicales.
Pero más importante, dicen los mejores psicólogos políticos, es que la gente elige personas. Difícilmente se elige a una pareja, a un amigo, a una persona de confianza por sus ideas políticas. Esto explica los "personalismos" que llegan al punto, por caso, que la veneración al expresidente Hugo Chávez que se ha convertido en un cuasi culto religioso con imágenes por doquier y hasta se ha insinuado una versión chavista del "Padre Nuestro": "Chávez nuestro que estás en el cielo... y en nosotros, los y las delegadas...". Por eso es importante el contacto personal y, como hacerlo con millones de electores resulta imposible, siempre gana quien llega de modo más directo, por ejemplo, en voz e imagen a través de la televisión. De modo que existe una relación estrecha entre la cantidad de publicidad que tenga un candidato y la cantidad de votos.
Así las cosas, según los mejores especialistas suelen ganar las elecciones en el 97% de los casos quienes van por le reelección. Porque hay intereses creados, como en la Rocinha, la favela más famosa y peligrosa de Río de Janeiro, donde votaron masivamente a Rousseff por miedo a perder la subvención estatal, porque representan la continuidad frente al cambio y porque suelen tener mucha más publicidad ya que utilizan los medios estatales. De modo que, el expresidente y oficialista Tabaré Vázquez seguramente resultará electo presidente del Uruguay, como será reelecto cualquier otro presidente que lo quiera.
Publicado en El Universal