Información que, en general, es bastante poco conocida por los ciudadanos de nuestra región. Por esto vale la pena difundirla.
A estar a las explicaciones suministradas por el semanario, los importes -que fueron naturalmente convertidos a dólares, para posibilitar una comparación simple- incluyen solamente “sueldos” y “gastos de representación”. Pero, en cambio, no computan otros beneficios “opacos”, sino “ocultos”, muchas veces bien significativos, como son los gastos en secretarias, asesores, automóviles, combustibles, choferes, teléfonos, pasajes de avión para ir y volver a sus respectivos domicilios, todos los cuales, adicionados que fueren, seguramente engrosarían mucho las cifras publicadas. Los legisladores no son baratos en ninguna parte del mundo.
Los legisladores chilenos son, a estar a los resultados de la encuesta, quienes parecen estar económicamente mejor. Perciben mensualmente unos 30.600 dólares, que en su propio país significan algo sí como unos 81 salarios mínimos.
Siendo el país con el más alto ingreso per cápita de la región y con el mejor nivel de vida, esto no debería sorprender demasiado. Chile a desbancado -desde hace ya dos años- a la Argentina como el país de mejores niveles promedio de ingresos de la región, a lo que hay que agregar que Uruguay se apresta ahora (el año que viene) a dejar a la Argentina en la tercera posición. Lo que habla de una decadencia argentina tan triste como inocultable, más allá del humo y de las conocidas falsificaciones de cifras estadísticas propios del permanente y penoso embuste “kirchnerista”.
Detrás de Chile aparecen los legisladores brasileños. Los que seguramente suponen que representan al pueblo de una “potencia emergente”, que tiene un “liderazgo natural” de la región. Estos tienen ingresos de unos 15.000 dólares mensuales, que equivalen -en su medio- a unos 49 salarios mínimos.
Luego vienen los legisladores colombianos, con unos 11.800 dólares mensuales, equivalentes a 38 salarios mínimos. Tras ellos aparecen los legisladores uruguayos, que perciben, por su parte, unos 11.250 dólares mensuales, equivalentes a 33 salarios mínimos, aproximadamente.
Recién allí encontramos los legisladores argentinos, con unos 10.000 dólares mensuales, que equivalen por su parte a unos 20 salarios mínimos. Pero cuidado, los argentinos son expertos en manipular estadísticas y tipos de cambio y en ocultar o disimular gastos, lo que podría distorsionar sensiblemente los números tenidos en cuenta al confeccionar estas cifras.
La tabla que resumimos se cierra con la situación de los legisladores peruanos, con unos 9.000 dólares mensuales (31 salarios mínimos); de los legisladores ecuatorianos, con unos 8.000 dólares mensuales (26 salarios mínimos); de los legisladores paraguayos (13 salarios mínimos); y, al final, de los legisladores venezolanos, con unos 4.000 dólares (unos 9 salarios mínimos).
Sobre los venezolanos cabe apuntar que, habiendo delegado mansamente sus facultades a Hugo Chávez tienen probablemente poco y nada que hacer, con una sumisión política total, que los convierte en personas que, en los hechos, desempeñan sustancialmente sus respectivos cometidos constitucionales por “control remoto”, lo que obviamente es todo lo contrario a los equilibrios y balances que deben siempre existir entre los poderes del Estado, característica esencial y estructural a la vez que, como es sabido, conforma la columna vertebral de las democracias auténticas. Sin equilibrios y balances entre los poderes del estado, simplemente hay algo que quizás se parezca a una democracia, pero que en rigor no lo es.
Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.